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FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO 2017
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NOTICIA: UN RAMO PARA CADA OCASIÓN
La asociación Raigañu se ha propuesto custodiar la tradición de estas veteranas estructuras del acervo cultural de la provincia y, En este camino, ya han documentado 300 ramos localizados en un sinfín de pueblos leoneses, un trabajo que no cesa...
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Ramo leonés, en el Museo Etnográfico. - ramiro |
A.G. VALENCIA
De Norte a Sur y de Este a Oeste, León rezuma tradiciones. Una tierra enraizada a un legado que quiere conservar. Y, precisamente, en esta tarea está embarcada desde hace ya casi una década la Asociación Raigañu. El cometido que se trae entre manos, y que promete continuar, es el de seguir catalogando los ramos tradicionales leoneses. Una tarea con la que comenzó hace ocho años, como explican Salvador, Rocío y Lolo, a raíz de un encargo para montar una exposición con estas singulares estructuras.
En todo este camino, Raigañu ha documentado ya unos 300 ramos leoneses, algunas son estructuras originales muy antiguas y otras, que en su momento se perdieron, son réplicas basadas en las imágenes, fotografías y en los recuerdos que conservan los más mayores de cada pueblo o rincón. Los datos que se van recopilando de la tradición oral le han valido a la asociación un puntal para ir dibujando un mapa de ramos leoneses tradicionales.
Cuentan que estas estructuras eran típicas todo el año, aunque quizá ahora el más popular sea el ramo que se coloca por Navidad. No obstante, aún se conservan los de quintos, de novia, de cantamisa, de acción de gracias... «Es una tradición muy leonesa que se estaba perdiendo», explican los miembros de Raigañu, que subrayan que a raíz del encargo que les hicieron se dieron cuenta de la enorme riqueza que hay en la provincia. «León será probablemente la zona más prolífera en estas estructuras y ni qué decir tiene en los cantos que acompañan los ramos», subrayan.
Lolo, Salvador y Rocío argumentan que a lo largo y ancho de la provincia hay ramos triangulares, con forma de rueda, muy típicos de la zona de Omaña, otros cúbicos —cuadrados y rectangulares— singulares de la Montaña, los hay vegetales, muy propios de la zona de El Bierzo, en forma de rastro, sobre todo en Maragatería, las margaritinas que representan el sol... y aunque cada uno es más propio de una zona también se dan en otras comarcas, aunque en menor abundancia. La lista puede ser enorme como también los cantos que acompañan a estas estructuras. Hay que tener en cuenta que cuando se sacaba, se ofrecía o se colocaba como elemento decorativo de la tradición, la costumbre implicaba cantar al ramo unas letras que podían repetirse o renovarse en función de los acontecimientos, incluyendo así nombres de familias, anécdotas, letras al Niño Jesús, la Nochebuena o enfermedades curadas. Todo en función del motivo del ramo.Junto a las estructuras y los cantos —con sus significativas letras que en muchos pueblos se siguen entonando—, la decoración de los ramos supone otro capítulo amplísimo, explican desde Raigañu. Alimentos, mantones, roscas, frutos, lazos... incluso hay estructuras muy antiguas talladas, que aunque en ocasiones se tapaban, buscaban darle un mayor realce.
Otro de los misterios que rodean a estas estructuras leonesas es su origen, quizá un punto más para sentirse atraídos por ellas. Nadie sabe exactamente en qué momento surgen, aunque los estudiosos hablan de que los ramos son una costumbre profana y precristiana, con los cuales se esperaba y honraba la llegada de los solsticios.
También es cierto que poco a poco la religión fue abrazando estas estructuras, dándoles un aura nuevo y ligándolas a la Navidad, las celebraciones eucarísticas, las festividades de patronos y vírgenes o a las romerías. «Como el origen parte del culto a la naturaleza muchos de los ramos tienen tallados pajarines, frutas, soles... en algunas aún se conservan, aunque ya estuvieran ligadas a la tradición cristiana», explican desde Raigañu, que en este periplo por toda la provincia para documentar los ramos han encontrado unos cuantos apuntes curiosos. La estructura original más antigua que han inventariado es de mediados del siglo XIX. Es un ramo que se conserva en el Museo de las Alhajas de La Bañeza y que pertenece a una familia oriunda de Posada y Torre de la Valduerna.
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Réplica de un ramo en la zona de la Sobarriba. RAIGAÑU |
Cabe destacar, el ramo de mayor tamaño, o sin duda uno de los más grandes de cuantos se conservan en la provincia. Es el que se saca en Laguna de Negrillos. Está dedicado a la Virgen del Arrabal, mide tres metros y está decorado. Es una estructura que se maneja como un pendón, incluso cuenta con un remo para sortear el viento.
Con el paso de los siglos — explican Rocío, Lolo y Salvador— la tradición ha ido variando aunque la esencia se ha mantenido. «Los ramos se han sacado de las iglesias y han vuelto al pueblo, como en el origen. El pueblo es soberano y en la tradición manda», subrayan desde Raigañu, que confiesan que en la zona de Omaña hay auténticas obras de arte, una enorme proliferación. También el fin de la Guerra Civil supuso un incremento de estas estructuras. «Muchas familias las ofrecían por el hijo o el familiar que había sobrevivido a la contienda».
Los ramos sirvieron en su día para iluminar los propios templos con las velas. Muchos se han conservado ahí, en altillos o puertas en las iglesias sin que nadie supiera de ellos. Otros muchos se quemaron, pero lo que es claro es que es una tradición de la tierrina, que vuelve a ganar en auge y que lejos de la estructura más popularizada, el ramo triangular propio de la Navidad, hay otro largo elenco de formas que Raigañu con su trabajo se propone dar a conocer. Lo dicho, de Norte a Sur y de Este a Oeste.
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Ramo en forma de rastro en Luyego. DL |
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NOTICIA: La escuela rural canta el ramo
El alumnado de Cabreros del Río estrena en Villamañán la tradición navideña que Concha Casado empezó a recuperar con el profesorado hace tres décadas.
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El ramo conquistó un nuevo rincón leonés ayer en el CRA de Villamañán. JESÚS F, SALVADORES - |
ANA GAITERO | VILLAMAÑÁN
Hace 30 años el ramo leonés se daba por perdido como secular tradición navideña. Quedaban las letras recogidas en algunos pueblos por los amantes de la cultura popular y algunas armaduras perdidas en las sacristías y ayuntamientos.
Un buen día alguien soñó que la escuela podía ser el lugar ideal para recuperar este rito ancestral que se celebraba el día de Nochebuena en muchos pueblos de León.
Fue la etnógrafa Concha Casado Lobato (León 1920-2016) quien animó al profesorado a recoger los últimos vestigios que quedaran por los pueblos a través de la celebración de unos seminarios que dirigió en el Centro de Formación del Profesorado con la historiadora Carmen Fernández Marcos.
Tres décadas después, León se enrama cada Navidad, pero son muy pocos los lugares en los que se canta el ramo pues como dijo Francisco Javier Fuente Fernández en este periódico en el año 1986 en el ramo «hay que distinguir el elemento material y el texto cantado».
Ayer el alumnado de la escuela de Cabreros del Río cantó por primera vez un ramo de Navidad en la función organizada por el Colegio Rural Agrupado de Villamañán con el orgullo de dar vida a una «tradición rural».
Bajo la batuta de la maestra de música, Julieta Fernández Vicente, niños y niñas decoraron la armadura de madera con trabajos manuales y adaptaron la letra tradicional a su entorno: «Velas traemos también para que alumbren los días, nos ayuden a estudiar y a mejorar cada día».
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COLABORACIÓN: LAS PARTIDAS DE CARTAS… ¡HAY QUE IR A ECHAR LA PARTIDA!
¡Cuarenta en bastos… caballo fuera…!
"Arrastro, arrastro... y todas mías"
El Tute, La Brisca, El Burro…El Mus, El Cinquillo, La Escoba… El Julepe, Las Siete y Media…
"Arrastro, arrastro... y todas mías"
El Tute, La Brisca, El Burro…El Mus, El Cinquillo, La Escoba… El Julepe, Las Siete y Media…
Autor: Toño Morala
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Gran timba dominguera en el histórico Café Bar Mansillés de Mansilla de las Mulas. |
En estos días de fiestas y de invierno, la partidina no se pierde… “La Partida de cartas no la perdono por nada del mundo”, de una buena centenaria. En este país, durante años, solo hubo una partida. La partida de cartas. Y era sagrada en millones de casas, tascas, teleclubs… como el brasero o como las sopas de lo que fuera. La echaba tu padre, tu madre, la echaba tu abuelo, y si sabías lo que es bueno, un día la echabas tú.
Y como ejemplo, hablamos de aquella partida en la que a un “buen padre”, en mitad de la partida, le llegaron con la nueva de que había nacido su cuarto hijo. “Arrastro”, dijo sin levantar los ojos del tapete, metiendo un triunfo en la mesa, para allanar el horizonte. El bar aguantó la respiración y el tiempo se cuajó; se podía partir con el cuchillo de los helados. Cuando el buen hombre recogió la baza y contó los puntos de cabeza, se volvió y preguntó, apartando un segundo el pitillo de la boca; “¿Niño o niña?”. Y, naturalmente, continuó la partida. Anécdotas hay para cargar un tren de mercancías sobre personajes, partidas, bares, casas, teleclubs, aceras, soportales, la calle… la partida es la partida, y dios es la partida, y punto. Algunos comen a toda prisa para llegar al bar y jugarse el café.
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El jarro de vino y los vasines… y los de fuera, tabaco. |
Los compañeros suelen ser casi siempre los mismos; y las partidas suelen durar el tiempo justo de ir al laboreo de alguna cosa, sacar a la señora de paseo, o cuidar de los nietos en el parque. La partida tiene ese enlace social entre la discusión, las risas, la mala leche, la ironía fina… tiene ese afán de nunca perder, y cuando se pierde, obviamente nunca es culpa de uno; el compañero, que anda a peras, y al final, no es por el jodido café a pagar; uno juega la travesía del desierto del pundonor, la inteligencia de mover bien las cartas, y ese tufillo de los de fuera de la partida que comentan las jugadas viendo las cartas del resto… de esa manera también opino yo, que no se sostener más de tres cartas en una mano.
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Aquí el tinglado suena a timba ferroviaria. |
El juego de las cartas quedó tocado de muerte con la prohibición de fumar en los lugares públicos, que conste que creo que es una norma que ha hecho mucho bien, pero la sociología del momento era otra, y ahora casi no se escucha aquello de… "Arrastro, arrastro y todas mías". O aquello de… "Date mus con las que tengas". Ni tampoco lo de "Ponme café, copa y una faria" y si era gallega mucho mejor. Nunca entendí porqué las farias gallegas, se cotizaban cual habano de la época si todas se hacían en el monopolio de la Tabacalera Española.
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Y entre tres también. Una partidina al burro. |
Y si hablamos de la emigración y el juego de cartas… Una explosión de risas para la partida. Aquí cada uno tira para su tierra; unos asturianos, gallegos, leoneses… unos prefieren mirar la partida desde fuera, como José, minero en sus años mozos, aunque más que a las cartas mira la televisión… “Me entretiene más. En realidad yo vengo aquí a ver la tele, y mientras, les oigo lo que dicen”, me comenta.
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Y los mozos también jugaban la partida… luego al baile y lo que haga falta. |
El jugador camino del bar era una postal habitual y eterna, como tantas imágenes que fijas en la infancia. Cada barrio poseía sus “instituciones”, esa clase de jugadores de cartas que salían de casa a la hora de siempre, y cuando llegaban al bar o teleclub, saboreando ya el momento, ni siquiera tenían que pedir lo de siempre, el tasquero ya sabía. El vecindario podía adivinar la hora exacta solo viendo a ese jugador pasar delante de su casa, exultante, en pos de la partida. No fallaba. Cuando llegaba, el bar bullía. Algunas partidas iban ya por la mitad. Otras eran la misma partida desde hacía años, y no tenían ni mitad ni principio. Simplemente, los jugadores se habían olvidado de acabarlas y regresar a casa, donde sus hijos se habían casado, tenido a su vez nuevos hijos, que ahora se situaban detrás del abuelo, mirando fijamente sus cartas, sin comprender nada, pero fascinados. Aquel nieto que todos fuimos alguna vez, nos criamos entre otras cosas, entre el humo espeso de las estacas de tabaco liado, una sonrisa cómplice, una palmada en el trasero, y un “vete a casa que el bar no es sitio para niños”. Y así transcurría un tiempo inacabado entre partidas de cartas, el reloj de la cocina marcando las horas y los sueños, y la impaciencia para llegar a la hora de echar una partida, aunque pierda.
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Y los chavales también aprendían juegos de cartas para entretenerse. |
Lo de las madres, abuelas y vecinas era otra cosa. Se juntaban en las casas en el frío invierno, y en verano… el soportal, o la calle era el punto de encuentro para echar una buena brisca conjurada con las muecas y rituales del juego; uno observaba atento las maniobras que se hacían, y con el paso del tiempo iba comprendiendo que la vida es un juego de cartas, y que los guiños son libres como el viento y comprometidos con la soledad y su frío; y de alguna manera hay que entretenerse de tanta penuria y sufrimiento en años terribles.
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Y echaban la partida las mujeres de las casas, por la pinta parece una brisca. |
Los juegos de cartas ya se practicaban en la antigüedad. Hay diferencias de opiniones sobre si se originaron en la India, o si se usaron primero en China y Egipto, aunque la opinión mayoritaria es que habrían sido creadas en el siglo XII, en China. En China se jugaba con un tipo de naipe que derivó del papel moneda y de las fichas del dominó. Dicen algunos historiadores, que lo más probable es que los naipes llegasen a Europa desde Oriente, introducidos por los árabes a través de los reinos cristianos de España, aunque también se dice que fueron traídos por los cruzados. La primera versión puede apoyarse en que la baraja más antigua sea la llamada española, ya que los palos de la baraja árabe eran monedas, copas, cimitarras y bastones, que evolucionarían después a oros, copas, espadas y bastos. Muchos son los juegos de cartas y dependiendo de pueblos y comarcas, se juegan de diferentes maneras, unas pactadas de antemano, y otras, como el reglamento ancestral inventó. La brisca, el burro, la escoba, el julepe, las siete y media, el chinchón, el mus, el cinquillo, la putada, el tute, el subastado… algunos de los juegos emblemáticos que ayudaron a pasar tardes de risas y entretenidas.
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Sin comentarios. |
Pero hay que seguir escribiendo sobre las partidas de cartas. Paso a contarles y a recordarles aquellas dos anécdotas, entre miles, que tienen ese trasfondo de leyenda, casi míticas en los juegos de cartas. Una es la del nuestro Genarín… Igual que su conocida afición al orujo, también era conocida su apego por las partidas de cartas y de dominó, donde raras veces resultaba perdedor, y donde era conocido como todo un maestro en esas lindes, no solo por su habilidad, sino por conocer todas las trampas que se podían aplicar a ambos juegos. Un día, en horario de siesta, se enfrascó con un amigo suyo conocido como "El Boto" en una partida de tute con dos feriantes. La apuesta, conseguir llenarse el estómago con un pavo que los feriantes querían vender. La suerte no sonreía al pellejero y a su pareja en un principio, pero llegó la buena racha y consiguieron igualar la partida, llegando al último juego. Reparto de cartas, y caras de resignación de Genarín y su compañero al ver que con sus cartas no hacían nada. Pero, aquí entró la habilidad del pellejero, que con arte y engaños, logró ganar la partida a los dos feriantes y dar buena cuenta del jugoso pavo. Sin embargo, en el transcurso de la comida, los feriantes se fueron dando cuenta de las trampas, obligando a Genarín y a "El Boto" a salir por patas, corriendo detrás de ellos los feriantes con cuchillo en mano, y tuvieron que esconderse en casa de un amigo durante tres días con sus noches hasta que los feriantes desistieron de encontrarles.
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Y los chavales también aprendían juegos de cartas para entretenerse. |
Otra conocida es la del cura que le gustaba mucho el tute… Lo amaba por encima de todo, por encima de la vida eterna, por encima de la palabra de Dios. No tenía otra cosa en la cabeza que el tute. Tute, tute, y tute. Lo había hecho miles de veces, como cada domingo, en misa, tiró de homilía… el celebrante la terminó y elevando y juntando las manos sobre su cabeza, algo distraído, el cura pensó en alto y proclamó con fervor… “¡Triunfan bastos!”; la de risas que pasaron los feligreses aquella mañana de domingo. Dejó escrito James Thurber, “Hay que desconfiar de la gente sin vicios, que nunca encuentra una razón para llegar tarde a casa, incluso para no llegar. Allá ellos, claro. Pero conviene saber que acostarse temprano y levantarse temprano, hacen de un hombre alguien saludable, próspero y muerto”.
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Un buen corro de mujeres jugando a la brisca. |
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Y un solitario a tiempo, también es una victoria. |
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NOTICIA: Nostalgia para reyes
Artesanos del juguete todavía perviven en Castilla y León con un producto único, cuidado y que reúne melancolía para muchos padres que un día fueron niños.
Ical | 04/01/2017
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El artesano juguetero Antonio Barrios, con una de sus piezas en su taller de Villar de los Barrios. | ICAL |
A las 11 suenan de fondo las señales horarias en Radio 3. De repente, con suavidad, llega a los oídos ‘Tears in heaven’, la canción que Eric Clapton escribió a su hijo de 4 años para intentar sobrellevar su muerte. Parece como si el guitarrista inglés pretendiera recordarnos que le hubiera gustado regalarle al pequeño algunos de los coquetos y cuidados juguetes que presiden el taller artesano de Ángel Barroso, un madrileño que hace más de 17 años se instaló junto a su mujer, Concha Ventura, en el pequeño pueblo abulense de Villarejo del Valle para hacer realidad un sueño que empezó como una casualidad: elaborar a mano juguetes con nostalgia para dos públicos, niños y adultos coleccionistas, aquellos que hoy son padres pero que un día tuvieron otro tipo de ilusión.
“Hacer juguetes es algo agradable. ¿Qué vas a pensar de un objeto que, para mí, coge vida y hará feliz a alguien. Es un trabajo muy apreciado”, insiste.
Junto a un ventanal que da a un paraje de fantasía en el Bajo Tiétar, Barroso, sentado sobre una vasta butaca, sierra con hilo una pieza de madera. Toma curvas y jalona cada centímetro de este trozo de madera que tendrá forma de camello, un producto de artesanía único que acabará en las manos de un sonriente niño o en la estantería de un adulto que lo mimará casi a diario. Son los productos paridos por Juguetes La Estrella. “Pusimos este nombre porque nos lo pidieron para participar en una feria y nos pareció original. Luego nos dimos cuenta de que ya había otros similares”, se ríe.
“¿Estoy serio? Es que cuando trabajo me centro tanto...”, ironiza justo antes de soltar una carcajada que se escucha con eco entre el nostálgico aroma a madera y belleza interior de unos juguetes que recuerdan a otra época, en una comarca que rezumaba artesanía en otros tiempos, hoy ya menos. Pero estamos en el siglo XXI...
Un caballete, una lijadora, una sierra y el zumbido del traqueteo de una máquina combinada, que para un carpintero es lo que un horno para el panadero, dominan el espacio físico y sonoro. Ha residido en la capital y en Sierra Morena, lugares de donde ha tomado algunas de sus ideas, no todas: coches, aviones, camiones, ballenas, veleros…
Aunque también elabora piezas para exposición y venta aparte, muchos de sus trabajos son por encargo, para los que se ha encontrado multitud de anécdotas: “Mucha gente ha venido con un coche clásico y nos ha pedido que lo reproduzcamos. Otros vienen con fotos y se lo hacemos hasta con la matrícula real. Luego seguro que lo ponen encima de la televisión”, sonríe bajo su excelsa barba.
Tableros de alisos, abedules, pinos, robles, castaños, nogales, hayas e incluso secuoyas se esconden tras la anárquica colocación que estos días presenta el taller y que en su momento serán juguetes que tendrán un precio a partir de 30 euros, con el norte como principal destino, “porque hay más dinero y tradición”, admite.
“Muchos piensan que son caros, pero cuando nos ven trabajar en ferias cambian de opinión, creen que es incluso barato”, sostiene, justificando una aclaración que una gran parte de la sociedad respalda: lo artesano no es caro si se conoce su trabajo. De hecho, “muchos han vuelto tras probar durante la crisis los juguetes chinos”. “No es lo mismo, lo siento pero no. Por suerte también tenemos clientes fieles”, valora.
Primero se hacen los bocetos, se dibuja a escala y se eligen las piezas, que pasarán por la combinada y que después serán encoladas entre sí. Por último, se trasladan al pequeño taller de pintura no tóxica que la pareja posee en el último piso de su vivienda. Parece fácil… Seguramente igual de sencillo que las primeras líneas del tema de Eric Clapton.
Desde lo medieval
El de Ángel y Concha no es el único taller de juguetes en la Comunidad. En la localidadponferradina de Villar de los Barrios, el artesano Antonio Barrios los elabora a base de madera y tela. Licenciado en informática y con experiencia en la hostelería, el maestro juguetero decidió hace trece años cambiar su oficio, realizar un curso de carpintería y dedicarse a la fabricación artesanal de pequeñas piezas medievales. “El trabajo manual siempre me ha gustado”, reconoce Barrios.
Caballitos, bicicletas y patinetes forman parte del catálogo de productos nacidos en un taller en el que cuatro máquinas -lijadora, ingletadora, fresadora y guillotina- son los únicos elementos mecánicos que ayudan a este hombre de 52 años, nacido en Ponferrada, a dar forma a sus creaciones. “Empecé haciendo juguetes medievales, como espadas, escudos, hachas o arrastres. Con el tiempo, he evolucionado hacia cosas más grandes”, explica Barrios.
Sus últimas creaciones son tiovivos para los que fabrica las diversas figuras que giran alrededor del eje, en forma de dragones y monturas de diversos tipos. Un gran barco vikingo que sirve de balancín o un carrusel basado en la obra de Leonardo da Vinci son otras de sus grandes obras efímeras, ya que se montan y se desmontan para las diversas ferias y eventos medievales en los que participa en ciudades de toda España como Elche, Alicante o Madrid, además de su presencia en los eventos que tienen lugar en Galicia, Asturias y Castilla y León.
El cambio en el modelo de negocio impulsado en los últimos años tiene que ver con el descenso en la facturación que ha sufrido en su tienda de Ponferrada, donde distribuye el material que él mismo elabora junto a otros juguetes artesanos y en la que los ingresos se han reducido hasta un 80 por ciento, según reconoce. “Hay que reinventarse continuamente”, explica Barrios, que de cara al futuro apuesta por “olvidar el tema medieval para centrar la estética de la Revolución Industrial”. En esa línea, su último montaje lleva por nombre ‘Mecanica SteamPunk’ (MSP), en un velado homenaje a la empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada, y se compone de un tiovivo a medio camino entre lo retro y lo futurista, donde los coches de levitación magnética conviven con los zepelines y las naves espaciales.
Además, el carromato en el que se transporta el material, también de fabricación casera, tiene su interior decorado al estilo victoriano para que los asistentes a las ferias puedan tener sus fotos de época. La última gran apuesta de Barrios está relacionada con el mundo de los muñecos y entronca con una tradición puramente leonesa como ‘la vieja del monte’, una bruja buena que abastecía de golosinas a los pastores de la montaña para que éstos las repartieran entre los niños. “Mi mujer está haciendo esa muñeca que está funcionando como una competencia a Papá Noel en la navidad leonesa”, presume el artesano.
“Que ocurra algo”
El matrimonio segoviano compuesto por Pablo Saracho y Mayte Ruiz de Velasco abandonó el mundo de la publicidad en 2014 para dedicarse al diseño y construcción de juguetes. Con una conciencia social, sostenible y didáctica crearon la marca Wodibow, en el que se marcaron como premisas irrenunciables productos de madera, al menos en parte, que no tuvieran nada de plástico y que tuvieran un propósito, que ocurriera “algo” al utilizarlos.
Desde entonces y hasta ahora, la juguetera segoviana ha sacado al mercado 20 productos distintos de ocho familias diferentes elaborados con madera de haya centroeuropea, teniendo en el mercado francés, holandés y español sus máximos puntos de apoyo. Además, y como respaldo a su creatividad, han recibido hasta tres premios internacionales de diseño industrial. “Nos decantamos por la madera porque el mundo digital nos exigía volver a tocar cosas que tuvieran un poco de espíritu y de fundamento y el plástico no lo tiene”, defiende. Saracho y su mujer dieron una vuelta a la percepción que tiene el consumidor de los juguetes de madera, “en el que parece que sólo se podían hacer peonzas y pensamos que había una oportunidad”.
Pese a que los juguetes puedan estar asociados solo a la infancia, Saracho huye de tópicos y sostiene que sus productos “no son necesariamente infantiles, están formados por piezas chulas y lo importante es que al jugar pasen cosas, que haya algo que descubrir, una aventura por vivir”.
En la actualidad, Wodibow cuenta con cuatro empleados en su sede del Polígono de Hontoria en Segovia, donde se manufacturan los juguetes, una persona más en Madrid, más los dos creadores de la marca. Además, y gracias a un convenio con la Fundación Personas, un total de 40 personas más realiza tareas de acabado de los juguetes para su puesta a la venta.
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NOTICIA: La banda de gaitas Agavica presenta hoy su nuevo estandarte
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dl - |
07/01/2017
diariodeleon.es
La banda de gaitas Agavica de La Virgen del Camino presenta hoy en el Teatro San Francisco de León (a las 20.00, entrada gratuita) su nuevo estandarte, con un recital en el que interpretarán música popular leonesa, medieval y del arco céltico. También se contará con el acordeonista Norberto Magín, profesor de la Escuela de Música de Valverde de la Virgen, y de Luis Mondelo, profesor de música, investigador e intérprete de chifla y tamboril. | dl
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NOTICIA: La cuna de la fantasía está en la Maragatería
Miguel López de Aguileta y Begoña García cumplen 25 años creando seres de otros mundos en su taller artesano Etcéteramarionetas, en la localidad de Murias de Rechivaldo.
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Miguel López y Begoña García forman Etcétera Taller de Marionetas en la localidad leonesa de Murias de Rechivaldo. | REPORTAJE GRÁFICO: MIRIAM CHACÓN (ICAL) |
Ical | 07/01/2017En pleno corazón de la Maragatería, en la localidad leonesa de Murias de Rechivaldo, Begoña García y Miguel López de Aguileta dejan volar su imaginación día tras día para dar vida a seres fantásticos que pasan a formar parte de la gran familia de títeres que han ido creando durante los últimos 25 años. Duendes, elfos, magos, brujas, vagabundos, medusas, cíclopes, músicos y todo tipo de seres mitológicos y legendarios no tienen secretos para ellos, y se perfilan lentamente gracias al laborioso trabajo de ambos en su taller artesano Etcéteramarionetas.
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Sus criaturas han volado hasta los más alejados confines del globo, desdeNoruega o Sudamérica hasta Estados Unidos, Nueva Zelanda o Australia. “La gente que nos compra se lleva las piezas como si hubiera conseguido una joya”, reconoce con una sonrisa Begoña, que no en vano se especializó en joyería, orfebrería y esmaltes en la Escuela de Artes 3, en la calle Estudios de Madrid.
Fue allí donde conoció a Miguel, madrileño como ella, que llegó a aquel centro unos años después de abandonar el instituto, tras apasionarse con el modelado con un grupo que creaba marionetas a partir de pasta de papel en su Vallecas natal. Un problema familiar alejó a Miguel de la Escuela a los pocos meses de llegar, y acabó emigrando a Altea (Alicante) para completar su formación de manera autodidacta y echar una mano a una amiga que fabricaba allí marionetas. El reencuentro con Begoña se produjo cuando ella finalizó su formación y se trasladó hasta Altea, donde juntos acabaron creando en 1991 Etcéteramarionetas.
“El nombre del taller se me ocurrió porque cada personaje que hacemos es único. No trabajamos con moldes y aunque a veces nos pidan repetir un personaje que hayan visto en nuestra web o en alguna feria, siempre hacemos algo diferente. Nuestro trabajo es un etcétera continuo. De ahí surgió la idea”, relata Miguel.
Tres años después de iniciar las actividades del taller, el nacimiento de Atila, su hijo mayor, les hizo replantearse su proyecto vital: “Pensamos que quizá necesitáramos un lugar más tranquilo, donde nuestro hijo pudiera criarse en el campo, y nos trasladamos a Murias, a una casa que había sido de mi abuelo y que heredó mi madre”, relata Begoña, que recuerda cómo su abuelo, “como buen maragato, se fue a Madrid con un negocio de pescadería”, y por ello su madre, ella y sus hermanos nacieron ya en la capital.
En Murias de Rechivaldo, en una casa maragata tradicional de mediados del siglo XIX, con su patio interior y sus anchas paredes empedradas, comparten su hogar y su taller con Enol, su hijo pequeño (que aguarda el momento de dar el salto a Madrid como ya hiciera su hermano mayor), dos gatos y Maya, una pequeña perra ciega que Atila encontró abandonada en Altea y que les acompaña desde entonces.
El proceso creativo
Como relata Miguel, su trabajo surge “de la improvisación”. Es él quien, a partir de variadas fuentes de inspiración, decide qué tipo de personaje quiere modelar y, sin dibujos ni bocetos de por medio, se lanza a la creación. A partir de sobres de celulosa de rayón en polvo, compone la mezcla idónea hasta dar forma a pasta de papel que amasa a su gusto, antes de iniciar el modelado. Después de integrar en el rostro los ojos (casi siempre canicas, blancas o negras, que transmiten una viveza poco común a sus miradas), acelera el secado del exterior de la pieza con un radiador antes de vaciar el interior “para eliminar peso” y hacer más fácil el movimiento de las marionetas. Tras dar forma a cabeza, pies y manos del personaje, Miguel inicia el proceso de pintura. La base la trabaja con un aerógrafo para lograr una “textura homogénea”, y a continuación comienza a pintar con acuarela líquida los ojos, la boca y cada detalle, antes de proceder al barnizado y ceder el material a Begoña para que inicie su labor.
Es ella quien realiza el resto de piezas que conforman la personalidad única de todos los seres que salen de su taller: el cuerpo, los brazos y piernas, los trajes y los incontables complementos que convierten cada muñeco en un ser diferente, con su propio carácter e historia personal detrás. “Nunca utilizamos patrón para las partes del cuerpo ni para los trajes”, explica Begoña, que se ocupa también de moldear y peinar el cabello, el bigote o la barba de cada marioneta, a partir de fibras naturales como la lana o el cáñamo.
“Es un trabajo muy creativo”, defiende Begoña mientras Miguel asiente y completa: “Una marioneta es un material muy vivo, le puedes dar cuanto quieras. Además engloba varias técnicas, y los dos estamos haciendo lo que más nos gusta”. Sin embargo, reconocen que el aspecto artesano condiciona su ritmo de producción y eso lastra en cierto modo la creatividad, ya que además muchas veces se ven obligados a ‘repetir’ vagabundos, magos u otros personajes más demandados habitualmente, y eso les deja menos tiempo para dar forma a piezas de inspiración libre que ejecutan por puro placer.
En su repertorio de los últimos tiempos aparecen homenajes a artistas que les han influido como el actor británicoLindsay Kemp (una pieza que han vendido recientemente a Francia), el icono de la música David Bowie, el siniestro muñeco del cine de terror ‘Saw’, o los integrantes del grupo de música experimental de los años 70 The Residents.
“Cada personaje tiene su propio origen. Hace unos años, por ejemplo, tras leer ‘El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas’, de Haruki Murakami, decidí iniciar una serie de personajes inspirados por la ‘little people’ que aparecía en aquella novela, y más adelante seguramente haré alguno basado en Johnny Walker, otro personaje de ‘Kafka en la orilla’. Las conexiones son muchas: puedes crear una marioneta a partir de un tatuaje que has visto en internet o a partir de películas como ‘Nosferatu’, ‘Frankenstein’, ‘El señor de los anillos’ o ‘El laberinto del fauno’”, señala Miguel.
De esta última película crearon meses atrás un ‘hombre pálido’ (el emblemático icono del film de Guillermo del Toro, con ojos en manos y piernas) del que se enamoró Anita, una mujer noruega que compró esa pieza junto a una duende pelirroja. “El perfil habitual del comprador es una persona que se sorprende por tu trabajo, se enamora del personaje y se lo lleva. A partir de ahí, repite muchísima gente. Quienes nos compran son un público fiel, y al cabo del tiempo vuelven a comprarnos, para ellos mismos o para regalo”, añade Miguel.
Presencia internacional
Begoña recalca que, “desde hace unos años”, venden “mucho más fuera que en España”, gracias sobre todo a su portal en la plataforma online de artículos hechos a mano Etsy. “La presencia en internet es un proceso lento y requiere mucho esfuerzo. Es algo que puede funcionar, pero le tienes que dedicar tiempo. A mí me toca modelar, pintar, montar y luego actualizar los portales de internet e intentar mejorar la presencia en buscadores. Si tuviera más tiempo podríamos promocionar más nuestro trabajo, pero no tenemos más capacidad”, resalta Miguel.
En cuanto a su participación en ferias internacionales, desde hace décadas se trasladan todos los veranos a Altea durante varios meses, ya que por allí pasaba una buena cantidad de extranjeros que acaparaban la compra de sus piezas más elaboradas. “Había una muestra de artesanía donde todos los talleres tenían mucho nivel y se vendían bien las piezas caras, pero ya llevamos unos años en los que cuesta cada vez más”, lamentan.
En el extranjero, Andorra, Francia, Irlanda y Alemania concentran sus principales viajes, si bien cada desplazamiento al extranjero acarrea unos gastos en ocasiones inasumibles, que frenan su internacionalización. “En Alemania participamos hace años en laFeria Internacional del Juguete de Núremberg, que es el certamen más grande a nivel mundial del juguete y la muñequería. Tener un expositor allí era carísimo y el viaje también; además apenas había venta directa y casi todo pasaba por grandes distribuidores. Un distribuidor turco nos pidió 300 piezas de cada, pero era algo imposible de conseguir, porque si metes a otra gente a trabajar en el taller las marionetas pierden su esencia”, señala Miguel.
Entre otras cosas, aquella participación les sirvió para distribuir sus productos a FAO Schwarz, probablemente la tienda de juguetes más emblemática de todo el mundo, en la Quinta Avenida de Nueva York, que cerró sus puertas el pasado verano tras más de siglo y medio de historia (en ella Tom Hanks grabó la mítica escena del piano gigante de ‘Big’). “Estuvimos trabajando con ellos un par de años, pero luego comenzaron a pedir más y más exigencias y a poner normas muy estrictas y tuvimos que dejarlo”, completa.
En su opinión, “es muy difícil progresar en España con las pocas ayudas que se dan a la artesanía. Pagamos autónomos como el que más y no tenemos las mismas salidas ni posibilidades para nuestros productos. Ahora mismo las ferias cuestan una barbaridad y no tienes asegurado ningún ingreso, y luego paga autónomos, compra los materiales, búscate la estancia... Yo he pasado muchísimas navidades durmiendo en la furgoneta, pero llega un momento en que el cuerpo ya no lo permite”.
El precio
Las marionetas que en estos momentos tienen a la venta cuestan entre 130 y 350 euros, cantidades que ellos entienden que para mucha gente en España, en estos momentos, es prohibitiva. “Es complicado ponerles precio después de todo el tiempo que les dedicas y tenemos que adaptarnos a los precios del mercado, aunque si comparas piezas con una calidad más o menos similar a las nuestras, vendemos bastante barato”, señala Miguel.
Las marionetas que en estos momentos tienen a la venta cuestan entre 130 y 350 euros, cantidades que ellos entienden que para mucha gente en España, en estos momentos, es prohibitiva. “Es complicado ponerles precio después de todo el tiempo que les dedicas y tenemos que adaptarnos a los precios del mercado, aunque si comparas piezas con una calidad más o menos similar a las nuestras, vendemos bastante barato”, señala Miguel.
Él recuerda que, tiempo atrás, hicieron guiñoles de mano que eran bastante más baratos, pero el trabajo era “muy repetitivo y cansino”, hasta el punto de no compensarles. “El problema es que no sabemos hacer cosas baratas”, retoma Begoña, “porque incluso esos guiñoles se modelaban y pintaban uno a uno, y cada traje tenía detalles diferentes”. “Cada vez te complicas más”, confiesa reconociendo que son incapaces de no trabajar al detalle cada pieza.
Tras aquella etapa decidieron centrarse en las piezas más grandes, una especialización con la que Miguel considera que acertaron, ya que “la gente a la que le gusta la muñequería aprecia mucho” sus productos. “A los rusos y la gente de los países del Este, que tienen una gran tradición de marionetas, les gustan mucho”, detalla.
Entre las claves para que cada personaje tenga una personalidad propia, Miguel lo tiene claro: “Dedicarle a cada una el tiempo que necesite”. “Yo nunca planifico el tiempo que le voy a dedicar a cada pieza. Hasta que no estoy conforme con el modelado no avanzo al siguiente paso, y si no estoy conforme con lo que estoy consiguiendo, tengo que desechar la pieza. Con la pintura pasa lo mismo: si me sale mal, si puedo lo corrijo, y si se me estropea hay que tirarla”.
Begoña reconoce que, tras todo el tiempo que le dedican a cada pieza, en ocasiones les cuesta desprenderse de alguna, ante lo cual Miguel enseguida toma la palabra con una sonrisa amarga: “Más doloroso es ir al supermercado y no poder pagar, o que te llegue un pago urgente que no puedes afrontar”.
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NOTICIA: Busto: "Llenamos el vacío de gaita que había en León y alfoz"
MÚSICA TRADICIONAL La Agrupación de Gaitas Virgen del Camino, Agavica, presenta este sábado en el Teatro San Francisco su estandarte en un concierto en el que estarán acompañados por Norberto Magín y Luis Mondelo.
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La agrupación de gaitas Agavica en el Aeropuerto de La Virgen del Camino. |
La actividad de la Escuela de Música de La Virgen del Camino ha supuesto un salto de enorme calidad en la vida cultural de este municipio. Uno de los frutos de esta Escuela es, sin duda, Agavica, la Agrupación de Gaitas de la localidad que, recuerda su director Rafael Busto, "nació en las clases de la escuela, entre mis alumnos de gaita y percusiones tradicionales por ese impulso natural de llevar a la calle las enseñanzas de clase, pues parece su lugar natural de expresión".
Y después nació la Asociación Cultural (Agavica) para coordinar las actividades del grupo y siguieron creciendo. Otro de los frutos fue el estandarte, que también crearon los propios componentes, a partir de que uno de los miembros,Amador Souto, donó unas telas muy antiguas de lino que tenía en casa, del siglo XIX. "Después se formó una comisión integrada por Asun, Carmen, Maite y Marga, también del grupo para la realización de un estandarte que representa a esta agrupación".
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El acordeonista Norberto Magín |
Este estandarte es el que presentan en el concierto de esta noche en León. "Hemos buscado que represente a nuestra tierra; con el verde del color de La Virgen del Camino, nuestra patrona y de la que cogimos su nombre; unleón coronado de nuestra ciudad, y el gallo de San Isidoro de León. También representa nuestra forma de vestir, un picado en paño granate por nuestra ropa tradicional, la forma del estandarte por el medievo y el verde por nuestro traje oficial. Además hemos bordado todos nuestros símbolos: el nombre de Agavica, nuestros instrumentos, gaita, bombo, redoblante y panderetas". Y al hablar de bordar no quieren pasar por alto "las numerosísimas horas que Marga ha pasado en compañía de una aguja y un bastidor".
Y para ‘vestir’ la puesta de largo del estandarte un gran concierto en el que además harán un repaso por su repertorio y sus ‘trabajos’ más habituales, según explica Busto: "Haremos una parte de temas tradicionales, rememorando nuestras presencias en dianas, pasacalles, procesiones... una segunda de bailes populares, en los que también participamos con frecuencia; y cerramos con temas más actuales y modernos; contando además que en los descansos para que se cambien los miembros del grupo de ropa actuarán otros dos profesores de la escuela, Norberto Magín y Luis Mondelo, es un lujo contar con ellos".
Señala Rafael Busto, berciano que lleva en el mundo de la música tradicional desde los 14 años y no deja de dar gracias al destino por poder dedicarse de manera profesional a lo que siempre había sido su hobby, que su origen berciano fue el que seguramente le llevó a la gaita. "En El Bierzo es uno de los instrumentos estrella, si fuera leonés seguramente habría acabado en la dulzaina, pero...". Esta circunstancia y la añadida de ser profesor en la Escuela de La Virgen del Camino permitieron que naciera esta banda que, explica su director, "viene a llenar ese vacío de bandas de gaitas que existía en la ciudad de León y en los importantes pueblos de su alfoz. No había tradición y ha sido acogida de una manera magnífica, tanto las clases como la banda. No puedo decir otra cosa a la vista de los resultados, en el año 2016 la banda ha tenido entre 35 y 40 actuaciones en los lugares más diversos, sobre todo de Castilla y León y Asturias, y en muchas de estas actuaciones nos dejan apalabrados de un año para otro. Creo que son una cifras muy importantes en este mundo de la música tradicional".
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Luis Mondelo, intérprete de chifla y tamboril. |
Agavica cuenta en la actualidad con 27 integrantes, entre gaiteros y percusionistas. Las gaitas utilizadas están afinadas en Do, y la percusión utilizada son panderetas y tambores tradicionales. Señala el director, Rafael Busto, que "están afinadas en lo que se llama afinación temperada o moderna por no utilizar el término de gaita gallega, que siempre induce a equívocos. A mí personalmente no me gusta nada utilizar esa terminología de gaita asturiana, leonesa o gallega, pues no se ajusta a la realidad de lo que hacemos".
Busto lleva en la música tradicional desde los 14 años cuando entró en un grupo de bailes de Ponferrada. "Era mi hobby, me formé como gaitero de forma autodidacta y, con el tiempo, ya cursé estudios superiores de gaita en el Conservatorio".
Y así llegó a la Escuela de Música de La Virgen del Camino, de la que, dice, "no es porque trabaje allí, funciona muy bien, está creciendo, se matricula mucha gente de León y San Andrés y ya tiene una matrícula de más de 400 alumnos que estoy convencido de que le han dado un vuelco a la vida cultural, sobre todo musical, del municipio, que tengo en tendido que va a acometer una ampliación".
Busto viene tres días a dar clase, otro acude a Fabero, también a Bembibre, los fines de semana con su grupo de Ponferrada... "No me quejo, cuando tu hobby es tu profesión no puedes pedirle nada más al destino".
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NOTICIA: Las luces se apagan en el museo minero
El Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León cerrerá el próximo 31 de enero la muestra con la que ha rendido homenaje a los utensilios que utilizaban los mineros para iluminarse bajo tierra.
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Los populares candiles también se usaban para bajar a la mina. DL - |
J.M. CASTRO | SABERO
El próximo 31 de enero finaliza la exposición Rincón de Luz, un espacio expositivo dedicado a la iluminación en la mina y actualmente alberga la exposición Candiles, linternas y faroles. Muchos han sido los ex mineros o personas ligadas con la minería que han desfilado por el espacio expositivo y que han reconocido alguno de los modelos con los que ellos habían trabajado en la mina.
El Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, con sede en Sabero , recoge con esta exposición ciento dieciséis modelos de lámparas de diferentes épocas, tipos y características. Todas estas piezas son propiedad de Fernando Cuevas, coleccionista y gran estudioso de la iluminación minera. El empleo por el hombre de la luz artificial, distinta a la que el fuego proporciona, se remonta, al Paleolítico. Las lucernas, fruto de la evolución sufrida por aquellas primitivas lámparas, comenzaron a usarse de forma masiva paralelamente al desarrollo de la agricultura, que proporcionó combustibles como el aceite de sésamo, aceite de semilla de lino y, sobre todo, aceite de oliva. Serán los mineros romanos quienes emplearan por vez primera estas pequeñas lámparas en sus explotaciones a lo largo de todo su imperio, si bien existe constancia de que con anterioridad ya habían sido empleadas por egipcios, micénicos, fenicios (que las comercializaron) y griegos. En los siglos III y II a.C., los romanos comenzaron la fabricación de las mismas, imitando a los modelos griegos, e introduciendo modificaciones (dándole más altura al depósito y las paredes, y cerrando la parte superior de las lámparas) hasta llegar, en el siglo I a.C. a la producción de lucernas típicamente romanas, llegando a dominar el comercio de las mismas incluso en la misma Grecia. Tanto las lucernas como las lámparas de arcilla y los candiles medievales seguirían empleándose hasta principios del siglo XVI, en que los candiles de hierro irían sustituyendo paulatinamente a estas atávicas lámparas. A pesar de ello, y hasta 1750, en muchas minas sajonas siguieron usándose lámparas de arcilla que consumían sebo de carnero o de caballo. En España, los candiles han sido siempre un producto típicamente popular, elaborados por hojalateros, herreros y artesanos del metal. Generalmente construidos en hojalata o hierro, y excepcionalmente en metales más nobles como el latón o el bronce. El carácter distintivo de las linternas viene dado por ser totalmente cerrados y provistos de cristal, para evitar con esta forma el que las corrientes de aire pudiesen apagarlos. Su uso se mantuvo a lo largo del siglo XIX, hasta que la aparición de las lámparas de acetileno sustituyeron a las viejas lamparillas de aceite de estas linternas. a exposición podrá verse hasta el mes de enero, en horario de museo, con entrada gratuita.
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La exposición cuenta con 116 modelos de lámparas de todas las épocas de la minería. CASTRO - |
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NOTICIA: Así se gobernaban los pueblos
El rescate y edición de las Ordenanzas de Abelgas de Luna prueban cómo el concejo regulaba antaño cada detalle de la vida cotidiana y el uso racional de los recursos.
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El viejo crucero ubicado junto a la puerta de la iglesia. - club xeitu |
E. GANCEDO | LEÓN
diariodeleon.es
Cómo y cuándo se podía cortar leña del monte. Cuánto debía pagar el infractor o aquel que prendiese fuego sin causa justificada. Qué ganado componía cada vecera y quién debía hacerse cargo de ellas. De qué tipo de impuestos estaban libres los ‘pobres de solemnidad’ y cómo podían ayudarles el resto de los vecinos...
Las ordenanzas de Abelgas de Luna constituyen, y lo dice el autor del libro, «un material inédito y un interesantísimo ejemplo de ordenamiento concejil en la Montaña Occidental durante el siglo XVIII». Pablo García Cañón, natural de Salientes, licenciado en Geografía e Historia y profesor del IES Obispo Argüelles de Villablino, ha sido el encargado de redactar el estudio previo y de transcribir estas antiguas leyes a partir de documentos rescatados por el Club Cultural Xeitu para producir un libro (tercero de los Breviarios del Cuvachín) que da buena cuenta de cómo se han venido organizando por sí mismos nuestros pueblos antes de la llegada de la modernidad.
Sin partidos políticos y mediante usos asentados en el perfecto conocimiento del terreno, la localidad montañesa regulaba —entre todos los vecinos y con ayuda de derecho consuetudinario a veces puesto por escrito tal y como revela este libro— cada brizna de hierba y cada porción de terreno fértil para procurar el más perfecto equilibro entre presencia humana y equilibrio natural. De este modo, las ordenanzas «por las que se rige y gobierna la villa de Abelgas, concejo del mismo nombre, Montañas del Reino de León» —como reza el texto original— «constituyen una fuente histórica y documental de gran valor que nos permiten conocer en profundidade los numerosos parámetros sociales y económicos que rigieron aquellas sociedades campesinas del occidente astur-leonés en el Antiguo Régimen», continúa en el estudio preliminar Pablo García Cañón.
En concreto, el volumen recupera el concejo general, reunido a toque de campana, celebrado en Abelgas el 30 de diciembre de 1759, estando presentes el juez ordinario (Juan Álvarez de Omaña), el síndico general (Pedro Álvarez), el escribano (Baltasar Alejo Flórez), dos regidores (Domingo Álvarez y Manuel Álvarez) y otros tantos vecinos, quienes acuerdan encargar a Andrés Álvarez y Francisco Álvarez Melcón que procedan a redactar las ordenanzas, «por ser ambas personas de la más satisfación e inteligencia». Posteriormente, este cuerpo legislativo, como repasa García Cañón, «debía ser refrendado por los vecinos en concejo». Se suceden a continuación 85 capítulos en los que se regulan «con una meticulosidad y casuística abrumadora, aspectos diversos del comportamiento de una comunidad en los múltiples campos de la vida cotidiana».
De la vecera al monte
Veamos unas muestras. Si el lector se fija en las veceras, comprobará que en Abelgas había, al menos en esa época, «vecera de vacas, añojos, yeguas, cabras, ovejas, carneros, machos cabríos, corderos machos y lechones, quedando exento de vecera los gochos, el caballo de silla del párroco, un caballo padre, los toros destinados a cubrición, un verrón y las dos reses que se le concedían al vecino que tenía el perro mastín».
O por ejemplo los pastos, como las boerizas, que eran los de mejor calidad, allí donde pastaban los bueyes de labor. En las ordenanzas existen normas muy detalladas «de su acotamiento, de las fechas a partir de las cuales esta clase de ganado puede pastar en esos lugares y de otras cuestiones —narra el autor—. Por ejemplo, se establece que los bueyes puedan entrar en las boerizas a partir del día de Nuestra Señora de Septiembre; sin embargo, la normativa prohíbe bajo fuertes penas pecuniarias la introducción de otra clase de ganado, tanto de la villa como foráneo, salvo los toros ya capados, y esto sería del ocho de septiembre en adelante».
Especial cuidado observan estas leyes a la hora de mantener en buen estado los montes: «Se sanciona a las personas que incendien el bosque y se establecen cotos de madera en los que ésta no se puede coger sino es con permiso expreso del concejo», ejemplifica García Cañón, haciendo ver que las disposiciones forestales giran en torno a dos preceptos: potenciar la plantación de masas arbóreas y promover su conservación. Se obliga a los vecinos a plantar al menos tres plantas de álamo o de otra especie cada año, penaliza la deforestación incontrolada y los incendios, etc. Sin embargo, en ciertos parajes «se autorizaba talar madera cuando se construyese una casa nueva, para arreglar alguna que corriese peligro o por extrema necesidad». Todo, así pues, bien razonado y explicitado.
El arriendo de los puertos a los rebaños trashumantes de ovejas merinas (que anualmente rendían a Abelgas la nada desdeñable cantidad de 12.750 reales de vellón), el vino (la única taberna del pueblo no podía quedarse sin suministro más de ocho días y no podía negar la venta de vino a nadie, excepto pasada la medianoche) son otros asuntos de los muchos incluidos, algunos de ellos tan curiosos como el hecho de no permitirse en la villa la presencia simultánea de más de dos mastinas, para evitar así que los machos abandonasen sus lugares de vigilancia y se enzarzasen en peleas durante la época de celo. Además de eso, se penalizaba sabiamente «a todo aquel vecino o forastero que de cualquier forma maltratase a estos animales».
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NOTICIA: Luthier, el hacedor de la música
El luthier, uno de los más bellos oficios de la historia que conjuga unas manos increíbles para trabajar todo tipo de materiales, sobre todo la madera, y un amor por la música que le lleva a investigar hasta la perfección del sonido.
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Una más que bella estampa de un antiguo taller de luthier con ventanal, que huele a madera y barnices; en ocasiones las melodías suenan a cielo. |
lanuevacronica.com
Tenía el que les escribe un vecino que era zapatero remendón y, a la par, reparaba instrumentos varios; él no fabricaba, solo restauraba… que si un clavijero, un puente, un mástil… cambiaba la piel a los tambores; también tocaba el saxofón en la banda municipal. Era una gran persona y alguna tarde de domingo nos llevaba al bombé a verles tocar; una maravilla para los oídos de un niño con más tapial que oído, pero bueno… así era la cosa. Alguna vez pasábamos por la zapatería y entrábamos a saludarle, y nos llamaba poderosamente la atención el olor de la pequeña zapatería, así como algunos instrumentos y maderas que tenía colgados del techo, al fondo del pequeño local. El buen hombre falleció a principios de los años setenta. Cuando pasábamos por la zapatería siempre nos acordábamos de él; hacía años que no recordaba ni siquiera su cara, pero al comenzar esta narración, me he acordado del buen zapatero, músico y reparador de instrumentos varios. También arreglaba algunos de la banda municipal, y casi siempre los de los chavales que comenzaban a dar clases en el conservatorio. El otro día hablé por teléfono con un quinto mío del barrio y le recordé la historia y lo recordaba entrañablemente; además él, mi amigo, trabajó un tiempo de aprendiz los sábados con el zapatero y me contó algunas cosas más; entre ellas, que daba cera y barnizaba muy cuidadosamente algunos instrumentos de cuerda… cambiaba las cerdas de los arcos de violín, el violonchelo, la viola o el contrabajo.
Hubo luthier que no supieron que lo era, como un recordado zapatero remendón
El gran mito del oficio fue sin duda Antonio Stradivari, de Cremona, el gran Stradivarius
También que tenía varios puentes siempre fabricados y que muchos días iba a las carpinterías cercanas a rebuscar pequeñas maderas para múltiples usos, y que las cuidaba mucho. A su manera, y sin saberlo, quizás, era un maestro luthier a la antigua usanza; y seguro que alguna vez construyó algún instrumento desde el principio y no la sabíamos; en fin que la historia está contada. Hoy, también tendríamos que escribirles sobre las nobles maderas que sirvieron y sirven para fabricar artesanalmente multitud de instrumentos de todo tipo; pero lo importante es el maestro luthier, nombre bonito donde los haya, y que además acompaña a ese halo casi mágico y de cuento que tienen estas buenas gentes. Les quiero imaginar tranquilos y solitarios; siempre atentos a la buena mirada a las maderas con las que trabajan, y siempre pensando en fabricar un instrumento que suene muy bien y que el músico le saque todo el partido melódico que pueda o sepa. Lo de los músicos lo dejamos para otra ocasión. Cuando se escucha el sonido de cualquier instrumento musical, se piensa en primer lugar en la cultura a la que pertenece y en el virtuosismo del quién lo interpreta. Sin embargo, pocas veces se hace un reconocimiento a quienes con sus manos hacen posible que la música perdure y evolucione a través de la historia. Son los artesanos musicales o luthiers, los responsables de darle forma a los más diversos materiales, para que en las manos de consagrados intérpretes hagan posible el humano encuentro con las artes sonoras convertidas en ritual, en festejo o íntima contemplación.
En la Edad Media el artesano que construía instrumentos musicales se le conocía como ‘Hacedor’ de instrumentos, profesión que se consideraba unida a las de tañedor de instrumentos y maestro de danza. En el siglo XVI en España, esta profesión no se considera oficial, se le conoce como violero y guitarrero, posteriormente como lutero por asociación al luth o laúd, que era el instrumento más popular. En el siglo XVIII el luthier tenía el monopolio de la construcción de instrumentos de cuerda frotada y pinzada y desde esta época la lutería se asocia generalmente con las ciudades de Cremona, Mirecourt y París y a las familias: Amati (el padre y sus tres hijos, Cremona 1505 – 1684), Antonio Stradivarius y sus dos hijos (Cremona, 1644-1742) y los Vuillaume (Mirecourt y París, 1700-1875).
El gran mito del oficio fue sin duda Antonio Stradivari, de Cremona, el gran Stradivarius
El más famoso luthier de la historia nació en 1644 en la ciudad de Cremona, Italia. Tras abandonar frustrado su inicial deseo de llegar a convertirse en un gran violinista, entre los años 1667 y 1679 se convirtió en aprendiz de Niccolò Amati, otro famoso luthier italiano. En un principio, Antonio sólo se dedicaba a realizar tareas ordinarias y sencillas de reparación en el taller de Amati, pero su especial habilidad y talento lo llevaron a realizar cada vez trabajos de mayor importancia. A los 17 años, ya consiguió que se le encomendara la fabricación de un violín en su totalidad, demostrando haber alcanzado la maestría de su maestro Amati en un tiempo asombroso. Tuvieron que pasar otros tres años, hasta 1670, para que en los instrumentos del genial alumno apareciera el letrero prestigioso: «Antonius Stradivarius Cremonensis Faciebat Anno…» (Antonio Stradivari de Cremona, fabricado hacia el año…), seguido de la fecha de fabricación, una inscripción que, desde hace cientos de años, coleccionistas y músicos sueñan con leer algún día en un violín de su propiedad. En 1683 se instaló por su cuenta en la Piazza San Domenico de Cremona, el mismo edificio que su maestro, y pronto adquirió fama como creador de instrumentos musicales. Alcanzó la perfección que ha sido motivo de minucioso examen y estudio, particularmente en lo que atañe al fenómeno de la sonoridad. Sólo a sus violines se les reconocen las cualidades de todos sus predecesores en un solo instrumento: fuerza, dulzura, poder y expresión. Es precisamente entre 1700 y 1725 cuando construyó sus más preciados violines superando en calidad a los posteriores; se calcula que construiría alrededor de 13 al año.
Stradivarius firmó su último violín a los noventa y dos años de edad. A partir de 1730, muchos violines fueron firmados Sotto la Desciplina d’Antonio Stradivari F. in Cremona, y fueron probablemente hechos por sus hijos, Omobono y Francesco. Tras haber tenido una fructífera y longeva existencia, murió en 1737, con 93 años, dejando 1,100 instrumentos entre violines, violonchelos y violas, de los cuales, cerca de 650 se conservan a fecha de hoy. Esta historia cuenta que el mismo Stradivari encontró un árbol dentro de un río de cuyo tronco de este árbol creó algunos de sus más renombrados instrumentos. Esta teoría se encuentra justificada a través del concepto de vibración que adquieren los materiales con el tiempo. Se dice que la propia madera adquirió la vibración del río, lo que le da un sonido único e irrepetible. También, la leyenda le persigue… Una poética que afirma que Stradivarius extraía sus materiales de la madera de los barcos naufragados. El insecticida… Las termitas y la carcoma eran un peligro constante e implacable en la época. El uso de unos polvos insecticidas desconocidos habría resultado ser el inesperado causante de su bello sonido.
Y para ir acabando. Les dejó un relato de la casa sobre el tema: El violín… Demasiado tiempo en aquel estuche de madera y terciopelo rojo; demasiado olor a polvo viejo y a resina descompuesta. Abierto a la vida después de tantos años, al luthier le sobrecogía tanta belleza entre sus manos. Nadie osó tocar, ni siquiera abrir el estuche con aquel viejo violín que el abuelo había regalado a su hija más pequeña desde que la tuberculosis se la llevó con apenas doce años. La tristeza en aquella casa fue el pan de cada día durante toda su vida. Al final, una sobrina ya muy mayor se hizo cargo del violín entre otras cosas, y a su vez, una nieta desempolvó el magnífico instrumento. El luthier miró tiernamente al violín; le quitó las viejas cuerdas, y lo dejó descansar sobre una mesa. Lo miraba fijamente, lo escrudiñaba lentamente; parecía que algo no le cuadraba, y así se pasó unas horas; limpió cuidadosamente el clavijero, desmontó el cordal y el puente… al diapasón le pasó varias veces la mano y sus dedos…, le dio un poco de cera sobre la caja y lo cubrió con un viejo trapo de algodón. A la mañana siguiente no estaba el violín. No entendía nada, lo había dejado desmontado… al rato llamó a la puerta un viejo con largo pelo lacio y largas patillas. Traía el violín de la niña. Se despojó de la capa, dejó el instrumento encima de la mesa ante la atenta mirada del luthier. Éste se quedó sorprendido… y le preguntó que quién era… el viejo se echó la capa encima y le dijo… «Anoche me llevé el viejo violín… y estuve tocando para la niña de las trenzas negras, entre las estrellas y la luna llena… y me llamo Niccolò Paganini…».
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NOTICIA: Procesión y bendición de los animales en la fiesta de san Antón
diariodeleon.es
Los vecinos de Paradilla de la Sobarriba celebran el domingo la festividad de san Antón, con una misa a las 13.00 horas animada por el grupo Acedera y la posterior procesión por las calles de la localidad. Al término del recorrido, se realizará la tradicional bendición de los animales y el reparto de los panecillos de San Antón. | dl
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San Antonio Abad. MEPL |
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TALLER INVERNAL: “LA PIANOLA. Enróllate y toca”
Actividad gratuita previa inscripción en el Museo Etnográfico Provincial de León.
Teléfono: 987 311 923. Mayores de 12 años.
Sábado, 21 de enero. Taller: de 17:00 h. a 19:00 h.
Sábado, 18 de febrero. Taller: 17:00 h. a 19:00 h.
Patio Espacio Peregrino. Planta Baja. Museo Etnográfico Provincial de León
Mansilla de las Mulas.
Teléfono: 987 311 923. Mayores de 12 años.
Sábado, 21 de enero. Taller: de 17:00 h. a 19:00 h.
Sábado, 18 de febrero. Taller: 17:00 h. a 19:00 h.
Patio Espacio Peregrino. Planta Baja. Museo Etnográfico Provincial de León
Mansilla de las Mulas.
El Museo Etnográfico Provincial de León de la Diputación de León, comienza el desarrollo de un nuevo Programa de actividad, con un claro deseo de continuidad a partir del Seminario Didáctico de la pianola que tuvo lugar el pasado 18 de junio, para introducir de manera activa a jóvenes y adultos en el uso musical del Museo, y en este caso a través de un instrumento musical muy especial, La Pianola.
El Museo con programas musicales como éste le toma el pulso a la tradición musical culta española y europea, pero desde el formato de Escenario Abierto, para que todos los que se apunten, “se enrollen y toquen”(los rollos de pianola), puedan sentirse intérpretes musicales o aquellos que tengan formación o virtud al piano tengan la posibilidad de expresión artística hacia el gran o pequeño público que quiera asistir gratuitamente.
Es a través de uno de los objetos más apreciados, La Pianola o piano mecánico, que fruto de un depósito llegara al Museo, haya sido restaurada y afinada, y fuera presentada el Día de los Museos de 2015, ahora junto a la colección de más de 800 rollos de pianola tanto de Música Clásica, Ópera, Zarzuela y Música Española puedan ponerse en uso musical para todos aquellos que con más de 12 años quieran recoger el reto de convertirse en Pianolistas por un Día, brindándoles el Escenario y Público del Patio Espacio Peregrino del Museo.
Así pues les invitamos a conocer el ingenio de la pianola, a ser pianolista por un día. A descubrir una forma diferente de interpretar música. Con un solo movimiento de pedal será capaz de interpretar música clásica, valses, zarzuela, tangos etc. La música irá surgiendo como por arte de magia, será una manera diferente de pasar la tarde del sábado que nos transportará a las épocas cuando la música solamente sonaba en grandes salones de casas magníficas hasta la aparición del gramófono cuando la música ya llegó a todas las clases sociales.
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NOTICIA: Cuando en Rioseco había peleas de toros
Joaquín Alonso reúne la etnografía de este municipio bañado por el Luna Destaca la importancia de la feria de San Mateo.
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Un detalles de la arquitectura tradicional del municipio. IMAGEN MAS - |
diariodeleon.es
Lo que más llamó la atención del veterano etnógrafo leonés Joaquín Alonso mientras reunía, ordenaba y analizaba para este libro los ritos y tradiciones del municipio de Rioseco de Tapia fue la tremenda importancia de la feria «de San Mateo y San Mateínes», que todos los años se celebraba el 21 de septiembre en Tapia. «Acudía gente no sólo de la zona, de comarcas leonesas colindantes y de Asturias y Galicia, también de Zamora y Salamanca, generando muy abundantes compras y ventas, sobre todo de lechones y cerdos de ceba en un mercado en el que no faltaban tómbolas, puestos de navajas, de melones y hortalizas, y de escabeche. La sensación de fiesta era total, sin faltar comida, juego de bolos y baile. Sólo las viudas y los enfermos se quedaban en casa».
Alonso, autor de otras obras de referencia para el estudio de la etnografía regional, como Alfarería tradicional en la provincia de León, La casa con cubierta de paja o Arquitectura tradicional de Omaña, explicó que la obra Rioseco de Tapia. Etnografía de un municipio leonés, fue un proyecto que partió de la alcaldesa, María Trinidad García Arias, y en el que lleva trabajando desde antes de 2010. «Quise que el libro tratase sobre la vida tradicional del municipio entre los años finales del siglo XIX y las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX», comenta Joaquín Alonso, por lo que, además de realizar encuestas personales, buceó en el Archivo Histórico de León (protocolos notariales y catastro) y en el Gobierno Civil, así como en boletines oficiales, libros de las cuentas de fábrica, diccionarios geográfico-estadísticos y bibliografía general.
«El siguiente paso fue reunirme con los vecinos de cada pueblo, tarea que me facilitó Manuel Díez Álvarez, alguacil del ayuntamiento en aquellas fechas, y a quien siempre estaré agradecido por su seriedad y entrega —amplía el investigador—. Las reuniones se planteaban con varios vecinos al mismo tiempo, lo cual supuso la posibilidad de contrastar lo que se decía. Lo cierto es que tuve unos informantes extraordinarios, algunos de los cuales ya no están entre nosotros». En cuanto a los interesantes cantares incluido en el texto, «en su mayoría me los proporcionó Pilar Lombó, de Espinosa —especificó—. Otros se debieron a Dolores Labrador, Guadalupe Menéndez y Guadalupe Ramos, las tres de Rioseco. De los que fue posible, Héctor Luis Suárez hizo la transcripción musical». El libro, que ha salido en edición no venal y cuya distribución corre a cargo del Ayuntamiento de Rioseco, incluye costumbres tan destacables, a juicio de Alonso, «como la función o Auto de Reyes de Espinosa de la Ribera, que se volvió a poner en escena el 6 de enero de 2001 por el empeño de Pilar Lombó. Poco después ella publicaría por su cuenta la letra del manuscrito, cuyo folleto, al parecer, llegó en su día al pueblo desde Montejos del Camino». «También considero una singularidad —aporta el autor— las luchas de toros que de vez en cuando se celebraban en Rioseco, con el beneplácito, naturalmente, de sus dueños. Recordemos que es algo que fue también habitual en la ribera del Esla».
A Joaquín Alonso le parecen asimismo muy interesantes «tanto el vocabulario como los reglamentos de las distintas Comunidades de Regantes y los estatutos de las cofradías de Ánimas de Rioseco y de Nuestra Señora de Camposagrado (los únicos que se conservan). Incorporarlos al libro supone facilitar datos para estudios posteriores y, al tiempo, favorecer su preservación. Por otro lado, es curioso que no se conserven las Ordenanzas de Concejo, algo que he lamentado porque son fundamentales para conocer y comprender la vida de un lugar».
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NOTICIA: Estampas de la ‘lluita lleonesa’
El Centre Excursionista de Catalunya, una entidad de gran implantación en aquella tierra, fundada en 1876, descubre en su ingente archivo fotográfico una serie de excepcionales imágenes del valle de Valdeón en los años treinta, obra de Albert Oliveras.
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Corro de lucha leonesa en Valdeón en el año 1939, una de las fotografías tomadas en el valle por Albert Oliveras i Folch. ARCHIVO FOTOGRÁFICO DEL CENTRE EXCURSIONISTA DE CATALUNYA - |
E. GANCEDO | LEÓN
«Mira, això és la lluita lleonesa» («mira, eso es la lucha leonesa»), pudo decir a sus compañeros, quizá, el empresario, montañero y fotógrafo catalán Albert Oliveras i Folch en una soleada jornada del año 1939, durante la expedición que había emprendido a través de los paisajes, las cumbres y las costumbres de Picos de Europa. Un periplo durante el cual tomó numerosas imágenes entre las que destacan algunas muy bellas —y de gran valor etnográfico—, del valle de Valdeón: le debió llamar poderosamente la atención, en especial, los corros de aluches, deporte autóctono del que dejó estampas tan icónicas y espectaculares como la que encabeza esta página. Unas escenas inéditas en el viejo reino dado que las atesora el Archivo Fotográfico del Centre Excursionista de Catalunya, veterana entidad, de enorme arraigo y presencia pública allá, fundada en 1876. Surgió —de forma pionera en España— a imagen y semejanza de otras asociaciones europeas que promovían una nueva relación con el paisaje, vivida y paseada, y su fondo asciende a 750.000 imágenes, uno de los más importantes del país. Ahora una parte de ellas, del orden de 125.000, puede consultarse on line a través del gran repositorio Memoria Digital de Catalunya, de ahí que acaben de salir a la luz algunas de estas antiguas fotos valdeonesas junto a otras de Riaño, la capital y otros espacios leoneses. Todas de relevancia para instituciones y sociedad en general, máxime en una tierra cuyas labores de recogida, análisis y difusión de imágenes relacionadas con su patrimonio histórico se encuentran a años luz de lo practicado en Cataluña —las fotos históricas de lucha leonesa, por ejemplo, no son en modo alguno frecuentes ni están bien estudiadas—.
«Aunque nacido en Montevideo en 1899, Albert Oliveras era un ejemplo perfecto de esa burguesía catalana acomodada, culta, amante de los viajes y con posibilidad de hacerlos —explica, desde el Centre Excursionista, el responsable de su archivo fotográfico, Berenguer Vidal—. Era técnico textil y también se dedicó al comercio, pero sus grandes pasiones eran la escalada y la fotografía. Fue socio del CEC desde 1923 y su fondo de imágenes aquí depositado, de casi 80.000 negativos, contiene imágenes de ascensiones y grandes travesías por los Pirineos y los Alpes, entre muchos otros lugares». De su periplo por Picos de Europa se sabe poco, aunque puede deducirse que fue amplio, dado que en la misma serie aparecen fotos de Espinama (Cantabria) y Poncebos (Asturias).
La iglesia de Santa Eulalia con madreñas en el atrio, rincones del río Cares, hórreos, la antigua Posada Pasiego, retratos de paisanos con sus carros, aperos e indumentarias, vistas de Caín, el puerto del Pontón o Riaño con una casa de horcón en primer término, techada de cuelmos de paja, y especialmente escenas de alta montaña (el macizo del Friero, la torre Llambrión, el Collado Jermoso, alpinistas ascendiendo con ayuda de caballerías y guías locales...) conforman buena parte de los temas de esta sugestiva serie.
«Si bien, en origen, la premisa geográfica principal del CEC era Cataluña, los intereses geográficos de sus socios han venido siendo mucho más amplios, y por eso contamos con conjuntos muy importantes de fotos de toda España, Europa y el mundo en general», advierte Berenguer Vidal desde un archivo que ha cedido algunas de sus imágenes leonesas para este reportaje.
«La diversidad de autores, más de 150, aporta un amplio abanico temático: montaña, excursionismo, reproducción del patrimonio artístico, arquitectura, deporte, ingeniería, etnografía, vida cotidiana y vida política y social», prosigue, recordando que fue Geroni Martorell quien, en 1909, «impulsó la creación de un gran archivo visual con el objetivo de inventariar el patrimonio artístico-cultural de Cataluña». Así, desde el último cuarto del siglo XIX, «la fotografía ha estado presente en el CEC como instrumento de difusión de conocimiento, tanto con imágenes preparadas para ser proyectadas para ilustrar conferencias como para ilustrar gráficamente el boletín de la entidad», prosigue.
Otro rasgo distintivo de la labor del centro es su exhaustiva, caso exquisita labor de documentación de cada imagen. En la que aquí reproducimos en mayor tamaño se lee, junto a otros detalles técnicos del negativo: «Rotllana de públic en un camp al fons d’una vall mirant una competició de lluita lleonesa (la denominación catalana es casi coincidente con la del leonés occidental) o ‘aluches’, amb un arbre en primer terme», o sea, «corro de público en un campo al fondo de un valle mirando una competición de lucha leonesa, con un árbol en primer término».
De arriba abajo, aluches en Posada, dos tiendas junto al refugio de Collado Jermoso, espectadores de un corro de lucha y casas de Riaño (una, techada de cuelmos). ARCHIVO FOTOGRÁFICO DEL CENTRE EXCURSIONISTA DE CATALUNYA
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NOTICIA: Mil y una batallas a lomos de la BH
La bicicleta, aquellas históricas BH y en la competencia la Orbea, fueron el primer ‘lujo’ que nadie olvida jamás, ni quien tuvo el privilegio de tenerla de niño ni mucho menos quien la tuvo que esperar tiempo, más fiesta aún.
lanuevacronica.com
Toño Morala | 16/01/2017
Imagino que les llegue a la memoria un buen montón de sonrisas y de recuerdos por el estilo; algunos estamos vivos de milagro. La de andanzas peligrosas en las famosas bicicletas. Además era muy fácil el arreglarlas; alguien con un poco de maña y aquellas latas de parches, como también la aceitera de la Singer… pues iba todo como la seda. Los paisanos y paisanas la utilizaban para todo, que si ir a la huerta, a los puntos de venta de los ambulantes, para apañar para los conejos y gallinas, para ir a segar… llevaban las herramientas varias en el portabultos; algunos les ponían una caja de fruta y traían también lo cosechado, la maña que tenían aquellas buenas gentes; se las arreglaban de maravilla con la bici… hasta el cura iba en la BH a decir misa a los pueblos cercanos con mal y buen tiempo, que no había otra cosa. Algún mozo casadero también iba a cortejar a la novia en bici; iba bien vestido, hasta con traje, una pinza para recoger los pantalones para no mancharlos con la cadena y venga a dar pedales, y venga a subir y bajar… a veces iban dos a cortejar por esos pueblos de dios, y no hablemos de las fiestas patronales de los pueblos; a algunos, los amigos se las escondían por las calles cerca de las plazas para darles un buen susto, y otros, con la melopera, no sabían ni dónde la habían dejado; a dormir por alguna cuneta hasta pasar la resaca y a ordeñar o trabajar en el campo.
Una pequeña cronología de esta marca española que tantas familias utilizaron. Otras muchas empresas de la cuenca del Deva, luego se reconvirtieron en fabricantes de bicicletas, como Orbea y GAC. Como el resto de los fabricantes eibarreses, BH participó activamente en el patrocinio de actividades ciclistas, que tenían para dar a conocer sus productos y el abrir mercados. En 1935 el belga Gustave Deloor, del equipo BH, logra la victoria absoluta en la primera edición de la vuelta a España. También ganaría el año siguiente. En total, los equipos patrocinados por BH han ganado la Vuelta siete veces. En 1959 BH se traslada a una nueva fábrica, a las afueras de Vitoria, iniciando una etapa en la que se convertiría en el líder español en la fabricación de bicicletas. A lo largo de su historia, BH ha conseguido siete Vueltas a España, la última de ellas en 1986 de la mano de Álvaro Pino, imponiéndose a grandes figuras del ciclismo como Laurant Fignon o Pedro Delgado. En esa edición, el equipo Zor-BH, también se alzó con la clasificación por equipos. Otro de sus históricos triunfos lo obtuvo Fede Etxabe en 1987 al lograr la victoria de etapa en el Tour de Francia en el mítico Alpe d’Huez, siendo el primer español en inscribir su nombre en una de sus más de veinte curvas.
lanuevacronica.com
Toño Morala | 16/01/2017
Los que nunca tuvimos bicicleta propia cuando éramos niños, pues ha sido casi una tragedia; pero de mozos llegó, tarde, pero llegó… lo bien que lo pasábamos con las bicis de los abuelos en los pueblos… y cuando llegaba la primera comunión… juntaban los cuartos los abuelos, tíos y padres… y a por la BH; qué inmensa alegría ver a los chavales con la bici nueva; más de una anécdota hay sobre ese día de la primera comunión y desgraciar el vestido o traje al caerte de ella… y además bronca de la madre por fastidiar el traje que valía para el siguiente hermano, o primo… o el vecino, que todos fuimos vecinos, primos y algunos, también hermanos. Nos pasábamos la ropa de unos a otros, y de los otros a los siguientes; se cuidaba mucho, y si era la de los domingos, para qué contar. Pero la historia hoy va pedaleando a todo meter, bajar las cuestas a cien por hora y hacerte el chulo delante de amigos y niñas, la de castañazos que nos dimos algunos por mirar para donde nadie te había llamado, y además llegabas a casa dolorido y medio sangrando por codos y rodillas, y encima la madre te daba una nalgada por idiota, y luego llegaba el padre, que tenía que arreglar la bici, y no les cuento… que si el manillar torcido, que si la luz o la dinamo desarmada… que si la cadena suelta… en fin, ya saben. Eso se arreglaba todo, y otra vez a por la siguiente.
¡Cuántas veces la bici nueva destrozó el traje de primera comunión, la impaciencia!
En una ocasión, aquí en el pueblo… pues que era verano, y nos acercábamos al caño y lavaderos todo a la vez, que estaba casi a ras de suelo, y el listo de turno iba con la BH a toda pastilla, se soltaba de piernas y manos, y sí, efectivamente, cayó a los lavaderos ante la risa de todos los presentes… llegó su abuela corriendo y con la voz atronadora, y él todo chulo, le dijo que le dejara el jabón de lavar y que aprovechaba y se bañaba de paso. Imagino después la bronca de la madre que estaba en la era con la limpiadora manual para aventar la mies. En verano no pasa nada. En otra ocasión, íbamos tres en la bicicleta, uno en el portabultos de pie, otro en el sillín, y el otro en las palomillas de pie en la rueda delantera; aquello… no acabamos en el hospital porque quedaba lejos; no había mercromina en todo el pueblo para tanta magulladura… cuatro días sin poder hablar; nariz y mandíbula muy tocados, y las manos, arrasadas, y todo por culpa de la BH de las narices… bueno, por culpa de la BH no; por culpa de aquellos dos que eran como…

La crisis posterior a la Primera Guerra Mundial hizo que los hermanos Beistegui empezasen a construir bicicletas en su fábrica de armas en Éibar. Ésto no sólo cambió la vida de esta familia, también cambió la vida de muchas familias españolas. ¿Quién no ha tenido una BH o ha montado en una? Otra decisión importante de estos hermanos fue su política de patrocinar a grandes corredores; esta decisión hizo que la marca BH estuviese ligada a grandes victorias, no hay mejor escaparate que la competición y ellos lo sabían. Al final todas estas decisiones hicieron que la factoría de Éibar se quedase pequeña y se marcharan a Vitoria, donde todavía residen. Siguen usando las mismas fórmulas que les llevaron al éxito, patrocinando a algunos de los ciclistas más importantes del mundo, tanto en “mountain bike”, como en carretera o triatlón.
Aquel bajar las cuestas "a cien" y hacerte el chulo delante de los amigos y las chicas
En 1909 en Éibar (Guipúzcoa), los hermanos Domingo, Juan y Cosme, deciden cambiar el rumbo de su taller familiar. En sus inicios destacó por la fabricación de pistolas tipo «Máuser», que el propio Cosme vendió en Europa y América, especialmente durante la I Guerra Mundial. Luego la actividad se orientó con preferencia, debido a la crisis armera, hacia la fabricación de bicicletas en el año 1929, llegando a constituirse como una marca legendaria. En el año 1955, Beistegui Hnos. empezó a fabricar motocicletas hasta 1962. Fabricó en sus fábricas primero de Éibar y luego de Vitoria ciclomotores de 48 c/c con motor francés Mistral. Aparte de estas, BH también fabricó bicicletas preparadas para incorporar motores «Mosquito» (motores patente Garelli de dos tiempos) o «Cucciolo», Cachorro en italiano (motores patente Ducati de cuatro tiempos).

La bicicleta es mucho más que un medio de transporte o una herramienta para competir. Ningún otro aparato como este genera vínculos tan íntimos entre ella y quien la conduce. El ciclista aprende a pedalear al ritmo de su bici y adapta sus movimientos a su configuración. También es, por lo general, quien realiza el mantenimiento básico y hasta termina sintiendo que es una extensión de su propio cuerpo. Desde el punto de vista social y cultural, la bicicleta representa una filosofía de vida. Se trata de una respuesta humanística y responsable a la contaminación del ambiente, la congestión en las ciudades y los altos costos del transporte. La bicicleta, ese caballito de acero repleto de historia, tiene también sus curiosidades y sus anécdotas. Estas son algunas de las más importantes. El primer boceto de una bicicleta que se conoce, fue elaborado por Leonardo Da Vinci en el siglo XV. Se conserva en el llamado “Codex Atlanticus”, en la Biblioteca Ambrosiana de Milán. El aparato ideado por Leonardo tenía transmisión, cadena y pedales, pero nunca lo construyó. El antecedente directo de la bicicleta fue construido por un alemán de nombre Karl Dreis, en 1816. Su diseño no tenía pedales, ni frenos, ni cadenas, pero sí contaba con ruedas, sillín, manillar y un sistema de dirección. Al aparato se le dio el nombre de “laufmaschine” o “máquina de correr”. El invento no tuvo mayor eco en un principio. El inventor de los pedales fue el escocés Kirkpatrick Macmillan, en 1839. Permitía impulsar los pies hacia abajo y hacia adelante, de manera similar a como avanzaba un tren. Al principio, las ruedas de la bicicleta se elaboraban en madera. Fue hasta 1845 cuando otro escocés, Robert William Thompson, las reemplazó por llantas inflables de goma. Pocos le dieron importancia en aquel momento. Thomas Stevens fue el primero en dar una vuelta al mundo en bicicleta, en 1884. Y de esta manera nos despedimos hoy recordándoles que si tienen alguna bicicleta legendaria y clásica BH, repárenla y volverán a los inicios infantiles tan bonitos y cargados de nostalgia… y así homenajean a la mítica marca.
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NOTICIA: Calçots y botillo en los fogones de Xavi Cuadras
GASTRONOMÍA. El Reguero Moro de Villoria de Órbigo acogió este sábado una nueva edición de su ya popular 'calçotada berciana'.
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El restaurante El Reguero Moro, en Villoria, acogió ayer una nueva edición de la ‘calçotada berciana’. | DANIEL MARTÍN |
Susana Martín | 15/01/2017
La ‘calçotada berciana’ que cada año organiza el cocinero Xavier Cuadras en el restaurante El Reguero Moro de Villoria de Órbigo se ha convertido ya en toda una tradición. Este sábado, los calçots tarraconenses de Valls y el archiconocido botillo berciano se convirtieron en los ingredientes de primer nivel de un hermanamiento gastronómico que en esta ocasión tuvo como mantenedor al periodista vallisoletano Javier Pérez Andrés.
La Real Cofradía del Botillo del Bierzo y comunicadores de distintas procedencias tampoco quisieron perderse un acontecimiento festivo que cada año es la perfecta excusa para reunirse en torno a una mesa y rendir homenaje a algunos de los manjares más aplaudidos en toda la geografía española. También el ‘sarao’ de Cuadras fue todo un éxito.
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NOTICIA: Puente de Domingo Flórez celebra con normalidad la hoguera de San Antonio
El Seprona ha estado presente ante la denuncia presentada por un vecino.
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Una de las hogueras de San Antonio en Puente. DL - |
DL | PONFERRADA
La denuncia de un vecino de Puente de Domingo Flórez contra la celebración de la hoguera de San Antonio en la plaza de siempre, por entender que podía perjudicar a la fachada de un inmueble, ha generado cierto malestar en el pueblo, dado que desde siempre se ha celebrado la fiesta sin ningún problema.
El pasado sábado se disfrutó de la ronda de bodegas, nueve con pinchos diferentes y bebida por la zona de la Barbacana, y se encendió la hoguera. Allí estuvieron efectivos del Seprona, según contaba ayer el alcalde, Julio Arias, para certificar que, en efecto, no hay problema alguno.
Para este lunes por la noche está previsto el encendido de la gran hoguera, con las medidas de seguridad requeridas y protección, con la presencia de camión de bomberos. En esta misma plaza de la hoguera se celebrará la cena de San Antonio y los vecinos se reunirán, como siempre lo han hecho entorno al fuego. «La normalidad es la tónica, con las pertinentes medidas de protección», decía ayer el alcalde para tranquilizar el malestar que pudiera despertar la denuncia presentada.
Al día siguiente, mañana martes 17, tendrá lugar la bendición del fuego y de los animales de compañía por la fiesta de San Antón. Hasta allí llegará la procesión tras la celebración de la misa, como en ediciones anteriores.
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NOTICIA: Un gran día para los tamboriteros
Luis Mondelo presenta hoy su disco- libro con grabaciones desde los 80 a hoy.
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El maestro Adelino Rodríguez, con Luis Mondelo. L. M. - |
Lugar: sala Región del ILC.
Hora: 20.00.
e. gancedo | león
No es sólo un disco con grabaciones históricas y modernas de intérpretes de chifla y tamborín, temas señeros del legado de este icónico dúo de instrumentos en el Bierzo. Se trata de una auténtica herramienta didáctica que incluye, además de canciones y tonadas, diálogos espontáneos entre músicos y vecinos sobre festividades y otras costumbres, poesías... y, aún más importante para investigadores, intérpretes y alumnos, toda una serie de archivos digitales que amplían en gran medida las 16 páginas del libreto, con cerca de cincuenta audios y con partituras en PDF listas para ser impresas.
Luis Mondelo, profesor que fue durante varios años de chifla y tamborín en la capital leonesa y en Bembibre, presenta hoy, en la sala Región del ILC (calle Santa Nonia, 3) el disco Tamboriteros leoneses. El Bierzo, un proyecto largamente acariciado por este músico y docente que espera dar continuidad con sucesivos trabajos dedicados a comarcas donde aún siguen vivos estos instrumentos comunes a toda la región cultural leonesa.
Se trata, recalcó Mondelo, del «primer trabajo sonoro, monográfico, sobre la chifla y el tambor», a través de quince tamboriteros bercianos como Adelino Rodríguez, de Peñalba; Benito Álvarez, de Manzanedo; Leoncio Canseco, de Riego de Ambrós; Miguel Tercero, de Castropodame; Francisco Palacio, de Turienzo Castañero; José Marqués, de Noceda; o Victorino Fernández, de Rozuelo. En el transcurso del acto de hoy se escucharán sones de estos ‘clásicos’ y también del impulsor del proyecto.
Actual profesor de música y jefe de estudios en el CEIP Martín Monreal de Veguellina, el berciano Luis Mondelo se siente orgulloso no sólo de que el disco, apoyado por Diputación, Instituto de Estudios Bercianos y Ayuntamiento de Ponferrada, haya llegado a buen puerto, también de su labor como docente de estos instrumentos tradicionales. Por ejemplo, varios de sus alumnos en Bembibre «ya están siendo contratados para tocar en las fiestas de los pueblos, algo especialmente importante», advierte. Eso sí, cree que a la chifla le hace falta, sobre todo, que un grupo modernizador del folclore «la ponga de moda».
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NOTICIA: El padrón de León sigue en fase menguante
La provincia pierde 5.791 empadronados en 2016. León cuenta con 339 centenarios y 32.248 extranjeros, en su mayoría europeos.
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La localidad berciana de Barjas es una de las que más ha sufrido la despoblación. ANA F. BARREDO |
CRISTINA FANJUL / EFE | LEÓN
No deja de disminuir. Según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística, el número de empadronados en la provincia ha seguido menguando durante el año pasado. En concreto, León perdió en un año 5.791 habitantes, y llegó a finales de 2016 con 473. 604. A pesar de lo que pudiera pensarse, la reducción del número de inmigrantes no es la causa directa del descenso. De hecho, la población extranjera que abandonó el censo asciende a 1.484, menos de un 20% del total.
La pérdida de población en la provincia resulta especialmente esclarecedora si se pone en relación a la de la comunidad, cuyos datos arrojan un desequilibrio de 25.000 habitantes. Es decir, el descenso de empadronados en León supone el 20% del que sufre Castilla y León. Una de las cifras más reveladora es la que pone en contexto el lugar de nacimiento y la nacionalidad. Así, mientras que el número de empadronados nacidos fuera de España asciende a 19.129 personas, esta cifra se incrementa hasta 32.248 cuando la cifra se refiere a los extranjeros. Hay que subrayar que la mayoría de éstos tienen filiación europea —14.343 en total— y el mayor grupo se registra entre los ciudadanos rumanos. Le siguen los empadronados de nacionalidad americana, 12.112 en total, mientras que africanos —4.636— y asiáticos (1.398), ocupan el último lugar de la lista. La capital gana en un año casi dos mil habitantes, mientras que Ponferrada también incrementa su población, con 400 empadronados más.
La edad de la población arroja datos sorprendentes. Así, según el INE en la provincia están censados 339 centenarios, una cifra a la que habría que sumar los 8.926 que se encuentran en una franja de edad de entre los 90 y los 99 años. La mayoría de los centenarios —111— vive en la capital.
La portavoz de la Junta, Milagros Marcos, remitió ayer a la futura Estrategia Nacional sobre el Reto Demográfico, cuyo impulso fue aprobado el pasado lunes en la Conferencia de Presidentes, para atajar la pérdida de población que se observa en el padrón. Preguntada por la pérdida de casi 25.000 habitantes en 2015 que refleja el INE, Marcos defendió la «proacción» de la Junta en esta materia, aunque ha adelantado que habrá que esperar al desarrollo de la Estrategia Nacional para «actuar conjuntamente» ante este problema. Marcos insiste en que la visión de la Junta de Castilla y León es que este problema demográfico es un asunto que trasciende del ámbito autonómico y que debe estar apoyado con medidas en todas los niveles de la Administración, incluido el Estado y la propia Unión Europea. La portavoz confía en que esta vía está abierta «al máximo nivel», por lo que ha insistido en que las soluciones deben llegar por la vía de la colaboración y la propia Estrategia Nacional.
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